martes, 16 de febrero de 2010

 Lo que sigue fue extraído de:
" Materiales didácticos para la prevención 
de la violencia de género Educación Secundaria"
Consejería de Educación y Ciencia. Junta de Andalucía.

Los malos tratos a la mujer en la pareja y en general la violencia contra las mujeres, es un fenómeno que se ha dado y se da en todas las culturas humanas. 
Sin embargo sigue siendo un fenómeno invisible, y sobre todo, minimizado.
La violencia contra las mujeres o violencia de género, vulnera algunos de los derechos más básicos de todo ser humano, explicitados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
Artículo 3. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 5. Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Artículo 16.3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
La violencia en la pareja es, sin duda alguna, producto de la desigualdad profunda, mantenida y reforzada a través de los siglos entre hombres y mujeres. Es por lo tanto un fenómeno con arraigadas raíces culturales que dan lugar a una estructura social basada en el sexismo, en el poder otorgado a los varones y a lo masculino y en la desvalorización y sumisión de las mujeres y lo femenino.
Las diferentes conductas que se aprenden como apropiadas para las mujeres y los hombres en
una determinada sociedad y momento histórico, no se cuestionan y se consideran "ciertas"y "biológicamente naturales", siendo en realidad sólo la reproducción de unos estereotipos sociales, esencialmente UNA CONSTRUCCIÓN SOCIAL.
Históricamente, las mujeres han sido socializadas para la vida doméstica (el cuidado de otras personas) y los varones para la vida pública (el trabajo asalariado y la gestión de la política, la economía, la ciencia y la cultura). Para cumplir estas funciones, hombres y mujeres han desarrollado distintas capacidades y valores. Pero esto es sólo una media verdad. La cultura femenina y masculina no son sólo diferentes sino que son desiguales, hay una relación de poder y dominio de lo masculino sobre lo femenino.
La socialización de género tiene como consecuencia el desarrollo parcial tanto de mujeres como de hombres, pero sin duda alguna es más doloroso pertenecer a una cultura o grupo social desvalorizado que pertenecer a una cultura o grupo social prestigioso. Este hecho explica la razón por la que el colectivo de mujeres esté siendo el motor principal de cambio hacia una estructura social y de relaciones humanas más igualitarias.

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