Por Damiano Laura.
Lo que se mueve en nuestro corazón.
Lo explica nuestra cabeza.
Y lo hacen nuestras manos.
M. Andolfi.
El trabajo social, es una profesión que se ha replanteado en los últimos 30 años su modalidad de intervención, esto ha posibilitado el crecimiento de la profesión y nos ha habilitado, a pensarnos como profesionales, ya no técnicos ni auxiliares, profesionales que intervienen en problemáticas sociales, habilitando y promoviendo la superación de las dificultades de acuerdo a un enfoque de trabajo y una metodología que podríamos pensar, forman una parte de aquello que guía nuestra tarea profesional.
Una de la cosas que nos permiten definir nuestro rol profesional son las incumbencias que precisan nuestro quehacer, y aquí podríamos nombrar muchas. Ahora bien, creo que alcanzaríamos a englobarlas en esta: reconocer y fomentar en el otro las capacidades (herramientas y recursos) para el logro de una mejor calidad de vida, y me atrevo a inferir que ésta es una incumbencia válida para muchas profesiones, principalmente aquellas que implican cambio en alguna dirección necesaria y posible.