lunes, 15 de febrero de 2010

Experiencias Intergeneracionales

Por Sicher Verónica  
"…Solo pertenecemos a los sitios
en los que el pensamiento sea posible.
Aprender en el contexto actual
es un acontecimiento…”

MARIA ELENA ARZENO

Hubo alguna vez hombres y mujeres que crecieron con la educación del siglo XIX a quienes les tocaron épocas en las cuales las dificultades fueron económicas, bélicas o de salud pero en la vida cotidiana sabían lo que tenían qué hacer:
Cómo llevarse con sus padres, cómo establecer sus parejas, cómo criar sus hijos .Si un adulto dudaba sobre cómo solucionar un problema, podría recurrir a su madre, una tía, a su suegra o una vecina y en todas encontraba un alto grado de consenso. Era tan fuerte el consenso en las “pautas a seguir” que terminaban siendo de “sentido común”.
Al paso de los años la generación de esos hijos fue cambiando pautas de vida, en respuesta a las transformaciones del mundo circundante, ese cambio para muchos fue demasiado rápido. En algunos casos fueron viendo que solo podían seguir conversando con las personas de su generación, los hijos y aún más los nietos eran personas incomprensibles con las que no se podía convivir. Otros pudieron sobrevivir con algunas adaptaciones. Decidieron alfabetizarse en Centros educativos de adultos, en universidades para la tercera edad, en instituciones intermedias que ofrecen diversas propuestas: clases de tango, folclore, y otras actividades recreativas. Estos abuelos que se quejan poco o no se quejan mantienen la capacidad de seguir aprovechando lo que la vida les pone a mano.
La capacidad para aceptar lo inevitable de la vejez asume diversos matices y permite la permeabilidad en la integración.
Todo lo que caracteriza al abuelo: su lentitud, sus reiteraciones, su pérdida de elasticidad física y mental podrán inscribirse como el resultado de una larga vida.
La convivencia de generaciones nunca ha sido demasiado fácil. Hasta la mitad del siglo XX estas dificultades quedaron encerradas en el espacio de lo privado, o sometidas a un sistema social que imponía pautas rígidas y a un sistema familiar que sostenía en el padre una figura de autoridad.
Con el debilitamiento de la “autoridad”, con la diversidad de figuras adultas los conflictos de fondo aparecieron en la superficie y complejizaron el panorama.
La situación de crisis y los desacuerdos dentro de la generación adulta; sumados a las características propias de la “adolescencia”, llevan a la emergencia de diferentes tipos de conflictos. Algunos resultan de las dificultades para compartir o delegar autoridad por parte de los adultos y en éste campo la variación es llamativa dependiendo de las características y dinámica de funcionamiento de los grupos familiares.
Los conflictos aparecen también con la generación de los abuelos que son parte de los adultos que se van haciendo cargo a través de los años de hijos y nietos como si todos fueran la misma generación. Esos abuelos que ven con angustia como se extiende la familia sin nadie responsable a cargo más que ellos, que no tienen medios o edad para ocuparse. En ocasiones los nietos se vuelven sus aliados tratando de poner algo de orden.
Como consecuencia de la aparición de la cultura adolescente y de la intensidad de su influencia, se ha ido demarcando una fuerte distancia, a veces infranqueable entre las generaciones. En los lugares de convivencia las generaciones quedan aisladas como si pertenecieran a diferentes etnias o naciones.
Frente a ésta situación los adultos han ido reaccionando de diferentes maneras. Hay quienes se sumaron totalmente a la cultura adolescente sin tomar en cuenta que su manera de absorberla será diferente por cuestiones de edad, es decir de experiencia y de saber. Hay quienes las niegan, hay quienes dejan de lado lo recibido en su momento, sin tampoco identificarse con lo nuevo, quedando casi vacíos de cultura. Frente a ésta realidad, muchos aspectos de la cultura amenazan con perderse.
Hay adultos que saben cocinar, que saben de mecánica pero creen que no vale la pena valorizar y trasmitir esos conocimientos a sus hijos, los consideran antiguos; por otro lado hay jóvenes que saben de computación , de música, pero no lo pueden compartir con algunos adultos. En lo que refiere a la cultura es imprescindible lograr un campo de intersección entre las dos corrientes: adulta y adolescente. Esto supone el esfuerzo de conocer en algún grado y de alguna forma:
- Lo que escuchan , lo que escucharon, lo que leen, lo que leyeron, lo que ven lo que vieron según los propios intereses y contextos.
La creación de “espacios de intercambio” donde circulen significaciones y resignificaciones podría pensarse como herramienta para darle sentido a las tensiones, a los conflictos y a la propia cultura.
Si tenemos en cuenta la necesidad de darle a los jóvenes un lugar de ensayos en los que diferentes personajes puedan aparecer en escena, también podremos pensar en una escuela que le de oportunidades para ensayar, con adultos que puedan acompañar este proceso, que hagan diferencia con lo que acontece fuera de ella.
Se trata de ofrecer múltiples oportunidades que abran la posibilidad de que un deseo personal se ponga en juego.
La institución escolar puede sostener algún ideal que trascienda los marcos familiares de los que el joven necesita sustraerse. Puede asumir una función de protección, responsabilidad y contribuir con que el sujeto no quede totalmente marginado del mundo, abriéndole las puertas a la cultura, a la inclusión, con aprendizajes y convivencia; con experiencias de participación democrática que tiendan a su constitución como ciudadano.
El involucramiento con la comunidad desde un sostenimiento técnico-metodológico permite también a los adultos repensar la co-responsabilidad aspecto que solo puede experimentarse a partir de una “comunidad activa”.
La organización de las instituciones como “lugar de vida” puede ayudar a los jóvenes a transitar sus distintos personajes y también colaborar con los adultos a superar los desafíos contemporáneos.
El paradigma de la investigación psico-socio-educativa ha ido cambiando, la construcción activa y participativa permite darle sentido y significado al ambiente natural –social que rodea al sujeto. No hay solo un registro de la información a modo de procesador, se tiende a conocer las operaciones y las estrategias que se llevan a cabo en la adquisición del conocimiento, sostenidas por las más diversas mediaciones.
Para comprender la naturaleza de los conflictos y la multiplicidad de variables es necesario encuadres teóricos que nutran la intervención.
El trabajo en equipo implica la articulación e interdisciplinariedad en relación de igualdad y complementariedad.
La interdisciplina entendida no como una yuxtaposición ni suma de saberes, sino una puesta en común, una forma de conocimiento aplicado que se produce en la intersección de un saber con otros u otros.
Las teorías tienen relación directa con la práctica representan las mejores propuestas con las que se cuenta actualmente, aunque no sean la solución final y definitiva a los problemas que se plantean en el terreno.
Las prácticas ordenan la experiencia, instituyen marcas que permiten transitar de una situación a otra
Conviven dentro de las familias, escuelas y ámbitos socio-comunitarios diferentes generaciones que expresan diferencias culturales muy grandes: abuelos que mantienen sus esquemas, que se han adaptado a las novedades del presente conservando en alguna medida sus pautas; abuelos adolescentes; adultos tradicionales; adultos que no quieren ejercer de tales; adultos inseguros; jóvenes de diferentes tribus y niños-niñas que respiran esta “diversidad” de influencias y creencias.
Los abuelos a veces operan como referentes permanentes de sus hijos, ayudan a salir de la confusión, sin embargo, se muestran afectados ante la urgencia de enfrentarse a problemáticas que ubican en situación de riesgo y vulnerabilidad a los jóvenes de hoy.
Los jóvenes construyen identidades desde diversos materiales, dispersos, fragmentados, nuevos, viejos pero diferentes a otras generaciones.
La familia y la escuela en tanto instituciones se han alterado, la infancia, la adolescencia y la adultez, instituidas básicamente por prácticas familiares, escolares y socio-comunitarias han cambiado su estatuto. En este contexto resulta difícil afirmar que haya “alumnos”, al menos en términos del alumno disciplinado instituido durante la modernidad. Hay sujetos y también muchos modos de ser padre-madre-adulto-joven. Producir prácticas y discursos homogéneos, consensos en las pautas que cobren “un sentido común” permitirán enlazar las distintas generaciones existentes en un contexto.
Las prácticas actuales con lugares previamente normativizados, con representación instituyente propician algo diferente en el sujeto posible de ser escuchado, que opine, que sepa y que tenga por tal razón “derechos”, generando espacios que alberguen experiencias donde el aprendizaje signifique poder habitar una situación, subjetivar una experiencia, producir un sentido.
Las instituciones que cohabitan un espacio permiten construir lugares y representaciones. Es probable que la escuela para los jóvenes sea una construcción, en la medida que la propia juventud remite a una edad “nueva y en plena transformación”.
Los grupos familiares y la escuela son los dos subsistemas más relevantes de la vida. Cada sujeto es un miembro de su familia inmediata que tiene una configuración única en su estructura y sus relaciones, que a la vez esta anclada en su propia historia cultural social donde otras instituciones, como aquellas que nuclean la tercera edad, coexisten.
El contexto de trabajo implica el aprovechamiento de los recursos existentes y la posibilidad de potenciarlos. El C.O.F. Centro de orientación familiar y el equipo de profesionales que lo integran ocupan el rol de “conector” en este proyecto, facilitando la articulación entre los distintos sujetos socio-comunitarios generando espacios de intercambio intergeneracional y multifamiliar centrando la acción en una comunicación abierta y fluida.
A medida que se realizan las intervenciones se hace imprescindible evaluarlas, modificarlas, coordinar esfuerzos y descubrir nuevos o pocos usados recursos.
Al aunar criterios, redefinir problemas modificar etiquetas, centrarse en aspectos comunes, son muchos los modelos por los cuales se puede optar.
La idea subyacente gira en torno a considerar todo ecosistema y trabajar en dirección a lograr una actitud cooperativa-colaborativa entre los implicados.
Hacer cosas diferentes de las habituales en sí mismo ya alude, abre, induce un cambio. Comienzan a pasar cosas distintas, se producen interacciones diferentes, se incorpora información nueva que afecta personas o procedimientos en lugares nuevos. El desequilibrar un sistema ya es precursor de cambios.
La actitud de mediación reuniendo abuelos-adultos-jóvenes mejora las posibilidades de intervenciones exitosas, el intercambio entre generaciones ensamblado en una actitud colaborativa de resolución de problemas mutuos y comunes implica cambiar la manera de pensar, entender o definir el problema, examinar las creencias que sostienen determinadas conductas y reflexionar sobre lo que se ha venido haciendo respecto del mismo.
Si los adultos nos tenemos a nosotros mismos como apoyo, la escuela también debe tener una red compuesta por instituciones que sean sus pares y aporten conocimientos en áreas que ésta no puede ni debe tener.
Una red puede significar dos cosas: una multiplicidad de relaciones entre diversos elementos que la conformen y un lugar que proteja de caídas cuando se camina sobre la cuerda floja. Ambas acepciones caben aquí. Cuando las instituciones deben interactuar, deben conocer el ambiente y establecer lazos confiables previos. Esbozar un lenguaje común que les permita comprenderse razonablemente compartiendo experiencias.
Adultos de diferente formación, debemos encontrar maneras de interactuar y que nuestro lenguaje, nuestras conductas adultas sean comprensibles para los jóvenes al mismo tiempo que nosotros debemos ser capaces de comprenderlos.
Armar una red de este tipo implica actuar por barrios, designar personas de enlace entre las instituciones y destinar tiempo de reunirse y conocerse mutuamente. Esto supone que no solo se conozcan los adultos sino que las instituciones lleguen a ser familiares a los jóvenes, para lo cual deben haber comenzado sus vínculos con ellas antes de la aparición de la “urgencia”. Todo el tiempo trabajado antes de que pase algo será considerado altamente productivo, de este modo dentro o fuera de la escuela el joven sabrá a quien recurrir cuando necesite ayuda.
Si se rodea a la escuela de una red eficiente se podrá contener a los adultos que forman parte de ella para que puedan dedicarse la mayor parte del tiempo a su tarea específica: enseñar. Si esto ocurre los jóvenes y los adultos se sentirán contenidos.
La dinámica social contemporánea enfrenta hoy problemáticas relacionadas con las adicciones, el desempleo, la violencia, marginalidad y exclusión difíciles de sobrellevar sin un marco de comunicación e intercambio que conlleve a la socialización de los ciudadanos en una progresiva incorporación a la vida social activa.
El C.O.F. focaliza la intervención en éste proyecto, tomando como referencia los datos obtenidos en el diagnóstico distrital, instrumento de elaboración colectiva donde se visualiza el impacto en el ausentismo-la deserción- y el fracaso como consecuencia de “variables familiares” ; variables que merecen un análisis abierto a la intervención e investigación.

Bibligrafía:

APORTES NORMATIVOS EXTENDIDOS POR LA MODALIDAD DE PSICOLOGÍA COMUNITARIA Y PEDAGOGÍA SOCIAL.
Disposición 76/08 - 9/09
Comunicación 10/08 -11/08 -12/08 -¡/09 -4/09
Documento de trabajo Nº 1
Ley de Educación provincial 13688
Ley de Promoción y Protección de los derechos del niño /niña y adolescente 13298
DI SEGNI OBIOLS Silvia “ADULTOS EN CRISIS JOVENES A LA DERIVA” Noveduc 2006
ARZENO María Elena “PENSAR, APRENDER, SUBJETIVAR. De la psicopedagogía a las prácticas de pensamiento” Grama Ediciones 2004
Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología “PROPONER Y DIALOGAR” Unicef 2002
TENTI FANFANI Emilio “CULTURAS JUVENILES Y CULTURA ESCOLAR”
Intervenciones de los E.O.E. en el marco de la psicología comunitaria y pedagogía social. Capacitación 2009
BAEZA Silvia “LA INTERVENCIÓN FAMILIA- ESCUELA”. Publicado en sitio Perspectivas Sistémicas 2009
ZELMANOVICH Perla “CONTRA EL DESAMPARO” “ENSEÑAR HOY, una introducción a la educación en tiempos de crisis”. Fondo de cultura económica Bs. As. 2003

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